jueves, 24 de enero de 2008

La consorte


¿Qué virtudes han de adornar a la consorte ideal?

Han de ser prudentes, limpitas, mantenerse siempre un paso detrás de sus maridos, hacer obras de caridad, nunca ¡nunca! corregir a la estrella y hacer declaraciones en un despachito rosa con flores en un jarrón. Debe ser muy difícil, porque hay que estar, pero poco.

Se maneja bien la consorta oficial, Sonsoles Espinosa, que sigue a lo suyo y acompaña lo justo. Ejerció muy suelta Ana Botella, especialista en enseñar dientes, dientes, sin sonreir.

Pero la que lo está bordando es la ¿oficial? señora Bruni. Ella sí que es una mujer florero; una especie delicada que se muestra tal cual susurrando una canción. Tarirorirorí, tarirorirorí... Estos son mis valores, parece decir, y los anonadados espectadores damos fe de que los tiene. Se acabó la discreción, fuera mojigatería, mi cuerpo es mío y mi guitarrón también. ¿Y Sarkozy? ¡Ah! Sarkozy es ese señor bajito que la acompaña en algún viaje.

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